Parque Nacional de Yoshino, parada de 2 días

  • Post by Missviajes
  • Jul 04, 2016
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El parque Nacional de Yoshino es uno de los puntos sagrados junto con Koyasan y Kumano-Kodo más importantes de pelegrinaje dentro de Japón. En Yoshino, declarado Patrimonio de la Unesco, nació la religión llamada Shugendo (originaria de Japón) y mezcla creencias del Budismo, y el Taoísmo. Son muchos los ascetas shugenja que se pueden ver en alguno de los lugares más importantes del parque. Los más frecuentados y conocidos son el Templo Kimpusen-ji (el más importante de los templos en Yoshino ), conocido como Zaodo construido con madera de ciprés es el segundo edificio más grande construido en Japón; la ruta sagrada de Omine Okugakemichi con 170 kilómetros que acaba en Kumano; el santuaparque nacional de YOshinorio de Yoshino MIkumari-jinja, y un sinfín de templos y santuarios enclavados en lugares con mucha magia.

Pero en mi opinión lo que más sorprende es la frondosidad de sus bosques, con árboles altos y majestuosos. A medida que te vas adentrando en el parque parecen tapices de diferentes verdes, dan ganas de tocar y comprobar si son tan esponjosos como parecen… son mantas de colores sobre la montaña.

Este parque es conocido también por las vistas espectaculares de los campos de cerezo florido en Yoshinoyama. A finales de Abril el espectáculo está servido. ¿Te lo puedes imaginar? También te digo que es temporada alta, los precios se triplican y hay pocas habitaciones dónde alojarse. De mayo a junio el verde vuelve a resurgir (que es cuando yo lo vi) para que luego los marrones del otoño exploten de octubre a noviembre.

Hay alojamientos de diferentes precios, pero en mi próximo post te hablaré de uno que me encantó: el Ryokan Kato.

Para llegar a Yoshino puedes hacerlo en tren con la linea Kintetsu Osaka Line. Y una vez llegues a Yoshinoyama hay autobuses que te dejan en los diferentes templos según los horarios de abertura de cada templo

CURIOSIDADES

  • En Yoshinoyama hay tantos cerezos porque los creyentes los consideraban una reencarnación de Zao Gongen, y cada visitante plantaba un árbol para dar fe de sus creencias.

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